Santiago de Chile, 2021. A medida que transcurre la pandemia, la insuficiencia respiratoria afecta a los enfermos por Covid-19, y los casos graves requieren ser conectados a respiradores artificiales de Unidades de Cuidados Intensivos. Estudios recientes han demostrado, además, que los pacientes pueden generar secuelas como cicatrices, similares a las que se observan en las personas que viven con fibrosis pulmonar, lo que hace que puedan permanecer semanas e incluso meses con oxígeno domiciliario, algo que en Chile sólo tiene cobertura parcial por hospitalización domiciliaria.
De acuerdo con el Dr. Álvaro Undurraga, médico broncopulmonar del Instituto Nacional del Tórax y Clínica Las Condes, “el Covid-19 puede ser una gran agresión a los pulmones que puede dejar fibrosis, un tipo de cicatriz similar a cuando una persona tiene una herida, lo que le impide respirar de forma normal”.
Esta secuela puede ser leve, moderada o grave. “El paciente pudiera quedar limitado para respirar, pero no se sabe aún si va a desarrollar una fibrosis que avance con el tiempo, como lo hace una patología crónica respiratoria llamada fibrosis pulmonar idiopática (FPI) o sin causa. Es la evidencia que existe hasta ahora”, enfatiza el especialista.
Por su parte, el Dr. Felipe Reyes, neumólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile y del Instituto Nacional del Tórax, señala que “es probable que estas secuelas fibróticas se reviertan parcialmente o por completo, o queden ahí sin evolución progresiva, como lo sucedido en pacientes graves con influenza en la pandemia del 2009. Sin embargo, esta aseveración está en duda y es controversial en el ambiente médico. Por ahora, parece relevante no perder los controles en el tiempo en estos pacientes y definir el comportamiento a largo plazo. Algunos estudios en curso ya están planteando usar terapia antifibrótica; sin embargo, los estudios de seguimiento actual, sólo nos han permitido conocer el comportamiento y seguimiento a 12 meses”.
Fibrosis post covid-19 y FPI
Covid-19 y fibrosis pulmonar producen el mismo tipo de insuficiencia respiratoria de moderada a grave, donde el paciente requiere tratamiento con oxígeno de urgencia incluso bastante tiempo después del alta hospitalaria. Sin embargo, a diferencia de la secuela fibrótica que se origina como consecuencia de la inflamación que genera el Covid-19 en los pulmones, la FPI es una enfermedad respiratoria grave, permanente y progresiva, pero menos frecuente. Se estima que afecta a 200 mil personas sólo en los Estados Unidos, mientras que cada año se diagnostican aproximadamente 50 mil casos nuevos en ese país1.
Fibrosis es el término médico que designa la acumulación de tejido parecido a una cicatriz. Cuando una persona presenta FPI, el tejido pulmonar se cicatriza, engrosa y se vuelve rígido. La fibrosis pulmonar idiopática es progresiva, lo que significa que empeora con el paso del tiempo2 y hasta pude ser causa de muerte del paciente.
Ahora bien, en medio de la pandemia, el Dr. Undurraga indica que “un reciente estudio europeo reveló que 50% de estos pacientes con FPI que sufrieron Covid-19 fallecieron. La gravedad de la neumonía por Covid-19 en pacientes que padecen FPI o alguna de las enfermedades intersticiales del pulmón es muy seria”.
Al respecto, el Dr. Reyes explica que “los pulmones de una persona con fibrosis pulmonar idiopática ya están funcionando a un 30% o 50% de su capacidad. Si a eso le agregamos una infección por Covid-19, que hará que sus pulmones funcionen a la mitad o un tercio, esta capacidad se verá bastante más disminuida respecto a una persona que tiene sus pulmones normales. La evolución puede ser más severa y necesitaría mayor soporte en términos de oxigenación o de ventilación mecánica”, puntualiza.
En ese sentido, el Dr. Undurraga recomienda que estos pacientes se mantengan en casa para no exponerse al riesgo de contagio por Covid-19, tanto por su condición como por su edad, que generalmente viene aparejada a otras comorbilidades como diabetes o hipertensión, factores que agravan la situación.
Acceso a medicamentos, oxígeno y terapias complementarias
“Desde 2014 se aprobaron en el mundo dos fármacos que han demostrado hacer más lento el avance de la FPI, pirfenidona y nintedanib”, explica el Dr. Matías Florenzano, también neumólogo del Instituto Nacional del Tórax. Sin embargo, los tratamientos de esta patología son muy costosos y “no está cubierta por las leyes sanitarias chilenas, como las Garantías Explícitas en Salud (GES) o la Ley Ricarte Soto, lo que hace que sean de muy difícil acceso para los pacientes del sistema público y también privado”, agrega.
Además, la FPI habitualmente aparece en etapas avanzadas de la vida, a partir de los 50 años, cuando los pacientes ya están jubilados. Eso, en Chile, hace que el acceso a remedios, oxígeno y otras terapias dependa de las capacidades económicas de cada uno. Patricio Zúñiga es testimonio de esta situación: fue diagnosticado en 2017 y tuvo que jubilarse de manera anticipada por la enfermedad, lo que lo llevó a vender sus bienes y requerir la ayuda familiar para acceder a los medicamentos.
Los pacientes de Covid-19 que han sufrido una insuficiencia respiratoria grave, al igual que los pacientes de FPI, están necesitando del mismo apoyo para acceder a equipos de oxígeno e insumos para su oxigenoterapia. Por lo tanto, es urgente que estos tratamientos y terapias post Covid-19 y para FPI sean incluidos en las leyes que aseguren ser cubiertas por FONASA y las ISAPRES.